Aquí nieva por fuera
Por dentro; ni la muerte misma detiene lo que el cuerpo llegado a provocar
No se oye, no se habla, no se mira
Se siente.
Mírame cuando lo digo, no quiero perder la oportunidad de ver el fuego actuar
Mírame y roza estos labios con fervor
Y saborea una dulce imitación del aclamado frenesí del amor.
Tócame bajo las sabanas sin ningún pesar
Que los remordimientos luego llegarán
Siéntelo sin pensar
No debe importar.
Toca la puerta del deseo
Que todo ha quedado atrás
Ni los lamentos ni las lágrimas caen ya
Solo el derrame de aclamadas caricias, que pronto se desearán más.
